Síntomas y diagnóstico de gota

Síntomas y diagnóstico de la gota

La gota es una versión compleja de la artritis que provoca un intenso dolor en las articulaciones. Se desarrolla cuando el ácido úrico se acumula en la sangre y crea cristales de urato (cristales con forma de aguja) que sobresalen de las articulaciones.

Los síntomas de la gota suelen afectar solo a una o varias articulaciones y comienzan con una hinchazón repentina. Normalmente, la articulación más afectada es el dedo gordo del pie, la rodilla o el tobillo, pero se puede simular de forma realista cualquier articulación del cuerpo. La hinchazón provocará un dolor intenso que comienza de repente, a menudo durante la noche, y suele describirse como una molestia punzante, opresiva o insoportable. Este dolor puede durar entre 12 y 72 horas.

Las articulaciones afectadas pueden tener un aspecto rojizo o morado y sentirse calientes al tacto. Si bien esto puede parecer una infección más grave, es simplemente parte de los síntomas de la gota. Después de un ataque, la piel alrededor del área afectada puede picar y comenzar a pelarse, pero no todos los casos de gota incluyen descamación de la piel. También puede haber una sensibilidad extrema y puede doler colocar una sábana o una manta sobre ella.

Después de unos días, el dolor comenzará a disminuir, pero puede quedar un dolor persistente en la articulación. La molestia persistente puede durar unos días o hasta un par de semanas. El ataque de gota puede desaparecer por completo en unos días, pero puede volver. Los ataques posteriores suelen durar más tiempo.

Algunas personas pueden desarrollar gota crónica. A medida que los brotes continúan, las articulaciones afectadas por la gota pueden volverse menos flexibles con el tiempo, lo que hace que sea más difícil e incómodo usarlas.

Le recomendamos que visite a su médico si sufre de dolor intenso y repentino en una o más articulaciones. Para diagnosticar la gota, su médico puede realizar un análisis de sangre, un análisis de líquido sinovial o ambos. Un análisis de sangre confirmará la acumulación de ácido úrico en la sangre, mientras que un análisis de líquido estándar utilizará una aguja para determinar si hay cristales de urato en las articulaciones. Una vez que se realiza un diagnóstico firme, es crucial comenzar el tratamiento lo antes posible para evitar la aparición de gota crónica.